La industria del cine
El éxito del cine es una cuestión muy interesante, está íntimamente unido al acto de sociabilizar, divertir y culturizar inherente al ser humano. Películas que recordamos días, semanas, años, que forman parte de nuestra vida y hacemos nuestras, imágenes vívidas e inmortales que se apoderan de nosotros con un atractivo oscuro y que nos permiten destacar la presencia de un genio creador, un semidiós al que admiramos y rendimos tributo fielmente en cada nueva obra concebida. La experiencia cinematográfica nos reporta las herramientas necesarias para entender mejor el mundo, para relacionarnos con otras personas y comprender distintas culturas. Al haber nacido en una era nueva, creado a partir de un invento técnico, resulta a su vez un arte moderno y novedoso, del que conocemos su origen y desconocemos con qué disciplina emparentarlo directamente.
Como arte, se ha creado a sí mismo a una velocidad deslumbrante, tanto en un plano estético como en un plano práctico. Es un arte técnico pues, para contar una historia, precisa de una infraestructura y de una maquinaria precisas, es imprescindible la intervención unos operadores técnicos con dotes artísticas y de una industria capaz de sostener este juego de sombras. A partir de esta doble premisa, arte e industria, se ha reflexionará sobre los distintos componentes que intervienen esta simbiosis creativa.
EL CINE COMO INDUSTRIA
La industria cinematográfica, como tal, tuvo su origen en EE. Es importante destacar que, al contrario que en muchas otras formas de arte, en el cine son vitales las funciones de producción, distribución y exhibición, que determinan el sentido empresarial e industrial de la obra cinematográfica. Tras su nacimiento, en la proyección que hicieron los hermanos Lumière el 28 de diciembre de 1895, el cine se fue extendiendo en principio como un arte industrial al servicio mercantil, hasta que adquirió el estatus de producto cultural. Las compañías pioneras en crear una primera, aunque todavía débil industria cinematográfica, aparecieron a finales del S. En el año 1898 se convirtió en pionera por la utilización del cine como propaganda política con el filme ‘Tearing down the Spanish Flag’.

La Essanay Company se formó también en 1907 y se especializó en westerns y comedias, creando los cortos de la primera época de Chaplin y Max Linder. De ellas surgieron los circuitos y cadenas de distribución como Fox, Warner, Zukor, Loew, etc, que estaban dirigidas por emigrantes europeos y se alejaron del resto de la industria. En 1908, Edison creó el trust Motion Pictures Patents Company que supuso el monopolio en la explotación de las películas. Este órgano se instauró para controlar la industria cinematográfica y para luchar legalmente con las patentes.

Todo ello llevó a la fundación de las grandes compañías productoras que siguen vigentes en la actualidad y que decidieron emigrar hacia California para evitar la situación conflictiva con los trust y porque allí tenían mejores condiciones climatológicas, lo que favorecía la producción por el incremento en horas de sol y la posibilidad de rodar en escenarios naturales. Surgió el star system, como método de identificación entre el público y los actores, para así poder explotar una imagen de cercanía y fidelizar a los espectadores, atraídos por la capacidad erótica y la fotogenia de las grandes estrellas. Tras la Primera Guerra Mundial, el cine había alcanzado una gran consistencia y pronto se consolidó en una gran industria. A su vez, el esplendor artístico del cine dio lugar a las primeras corrientes, que supusieron los movimientos cinematográficos.

Entre 1917 y 1927 se desarrolló la edad dorada en Hollywood por la búsqueda de nuevos sistemas de producción y exhibición, hecho que derivó en el predominio mundial monopolizador del cine estadounidense. Desde el punto de vista económico, este cambio de paradigma necesitó grandes inversiones de capital por primera vez, lo que se tradujo en una incipiente necesidad de inversores y el gran capital se relacionó con el control de la industria hollywoodiense, buscando continuamente nuevas fórmulas de comercialización. Los nuevos sistemas de exhibición se encargaban de acoger grandes cadenas de salsas de lujo, utilizadas como alternativas a los nickel-odeons, dirigidos a un público menos específico. La principal característica de dicho estilo, dentro de las grandes productoras, es la creación de los estereotipos que, heredados de la época muda, dieron lugar a los diversos géneros cinematográficos.

En esta época destacaron el drama, el musical, la comedia, el cine de gángster y el fantástico y de terror. Las grandes productoras crearon un cine de propaganda bélica para el que trabajaron los más importantes directores de la época, como Howard Hawks y Billy Wilder. Este grupo de directores fueron miembros de lo que se llamó la «generación perdida». Esta situación trajo consigo un éxodo de directores, guionistas, actores y muchos otros profesionales hacia Europa y México.
También es en esta época cuando se consolidaron importantes e ilustres nombres de la historia del cine como Joseph L. Directores que procedían de la realización de programas de televisión en directo y se caracterizaban por una enorme admiración al neorrealismo italiano y a la nouvelle vague francesa, definidos por su preocupación por la realidad y la simplificación técnica, las reglas del Actors Studio y su preferencia por los espacios naturales. De ellos nacen los directores independientes, llamados así por alternar sus labores tanto en grandes como en pequeñas producciones independientes de bajo coste, éstas últimas utilizando la fórmula del director-productor que finanza y distribuye sus propias películas. La influencia de la televisión no solamente se dio en los directores, sino también en la nueva forma de explotar las películas de Hollywood para acrecentar su difusión. Surgieron las superproducciones, películas con elevados presupuestos, gran cantidad de efectos especiales para asombrar a un espectador que ya lo había visto todo, actores con un gran tirón en taquilla, temáticas repetitivas por su espectacularidad, pero rentables, catastrofistas e ilusorias, que pretendían alienar a las masas para poder rentabilizar sus desmedidas inversiones y asegurar las secuelas en un ejercicio constante de reventar las salas a cualquier precio.

Directores de otros países iban a trabajar a Hollywood porque resultaban un filón para los espectadores, como sucedió con David Cronenberg, Stephen Frears, Ridley Scott y Milos Forman. Los espectadores ya lo han visto todo y las descargas de internet son una amenaza constante para la industria. Se intentan idear nuevas fórmulas como el cine en 3D, para captar público en unas salas que cada vez están más vacías. Ya no es suficiente contar con grandes estrellas, grandes efectos ni grandes tragedias, la fórmula del éxito es por todos conocida y se abre una nueva etapa en la que la incertidumbre amenaza a cada uno de los títulos que hay en cartelera.
EL CINE COMO ARTE
Una obra cinematográfica se compone de diversas influencias, tanto en su contenido como en su forma. Es una obra de arte que contiene en sí mismas muchas obras de arte. El espacio escénico teatral se encuentra representado por unos actores con unas pautas más técnicas. Aquí, la creatividad está íntimamente presente en cada plano y en cada palabra que compone el bien llamado séptimo arte.
Los espectadores buscan la sencillez o la complejidad de un cine más humano, sin artificios, más creíble o más sensato con el que poder identificarse o encontrar su lado más creativo y artístico. Desde este punto, en el que vemos cómo el cine se muestra influenciado por diversas doctrinas, habría que explicar brevemente algunas de las corriente más importantes de la historia del cine. El expresionismo es uno de los movimientos más significativos de la intelectualidad de la época. Tuvo su origen sobre 1910 en Munich y se desarrolló en el cine durante la posguerra.
En Rusia, nació una síntesis entre la vida y el cinematógrafo como arte autónomo, conocida como la escuela soviética. El Gobierno comunista utilizó el cine como medio político, convirtiéndose en pioneros de esta influyente arma de persuasión. Eisenstein aportó al cine la metáfora visual y desarrolló el montaje de atracciones, como una perfecta asociación de estructuras. El cine surrealista exigió llevar al lenguaje cinematográfico un método de automatismo psíquico, la destrucción de toda causa y consecuencia, del flujo temporal y de su narratividad.
Los surrealistas estuvieron mucho más interesados en la pintura, la literatura o la política, pero también experimentaron esa destrucción estructural en el cine acercando el psicoanálisis al celuloide. Las dos películas más trascendentales de esta corriente tan singular fueron ‘Un perro andaluz’ y ‘La edad de oro’, ambas dirigidas en Francia por Luis Buñuel. Hasta la llegada del neorrealismo italiano, no se abrieron las puertas al cine como un medio de comunicación social. Este movimiento se convirtió en una ruptura con el cine industrial de Hollywood, revolucionando el arte de las imágenes y liberando su espíritu creador, hasta entonces con grandes influencias internacionales.
Supuso una postura comprometida frente al cine, la sociedad y el espectador, alejándose del tradicionalismo de las grandes majors. Durante este movimiento, el séptimo arte se alimentó de la poesía personal de sus autores para llegar a una comunicación más íntima con el público, como una suerte de filtro de la realidad. En esta época destacaron autores como Roberto Rossellini, Vittorio de Sica y Federico Fellini. La noción de «cine de autor» vino de la mano de una revista francesa llamada Cahiers du cinéma, donde pronto se empezó a nombrar al realizador/director de las películas como el verdadero autor de las mismas, siempre y cuando dejara una impronta personal en sus creaciones.

La nouvelle vague francesa hizo que intelectuales universitarios cambiaran los libros por las cámaras cinematográficas, muchos de estos autores fueron críticos de de esa revista y eran admiradores de diversos autores que respetaban profundamente, de los que conocían todas sus virtudes y defectos. Al igual que la carga ideológica, la financiación del filme desvelaba un cambio considerable, al apoyar la producción artesanal y romper con las estructuras más industriales. La temática estaba dirigida al cine de personajes, de retratos humanos y de una juventud que experimentaba libremente en ellos. El «nuevo cine americano» surgió en los años 50 como alternativa a las grandes majors de Hollywood, su conjunto de tendencias experimentales, vanguardistas e independientes se concentraron en Nueva York.
Dentro del cine contemporáneo, impera el cultivo del arte como arte, con directores que plantean de un modo completamente objetivo sus experiencias y sus ideas. Podríamos destacar autores tan diversos como Wong Kar Wai, Darren Aronofski, Lars von Trier, entre muchísimos otros. Autores que intentan despegarse de la industria hollywoodiense que los mutila y atrapa a partes iguales.

ARTE E INDUSTRIA
El cine es una industria muy importante, en la que se mueven grandes cantidades de dinero, se vende un prototipo que abastece productoras y da trabajo a miles de personas, pero está tan íntimamente ligado con el arte, que por esto mismo adquiere el grado del movimiento artístico por excelencia del siglo XX. Por supuesto no todo cine es arte, como todo arte no está dentro de una gran industria que domine la imaginación. No es tampoco un síntoma de buen cine el hecho de que una película rompa en taquilla sin importar su calidad, como tampoco lo es si está firmada por un autor de renombre, ya que hay innumerables fracasos cinematográficos que se realizaron por directores exitosos. Cabría la posibilidad de reflexionar acerca de si lo minoritario, alternativo o incomprendido es arte y despreciar al resto a nivel de industria, pues no es tan sencillo.
Existen casos en los que la varita mágica de la creatividad ha tocado grandes inversiones industriales del nivel de séptimo arte. Entonces, una obra no es en sí misma arte al ser vista por unos pocos, como otra no lo es solo por contar con el apoyo de la industria. No todo el cine es arte, a pesar de que siempre tiene una identidad cultural. No olvidemos que es necesaria toda una industria que ha de sobrevivir al cambio y por ello muchas veces tiene que venderse, es necesario hacer cine y que este cine llene salas para poder hacer más cine.
Lo que sí es cierto es que el cine ha cambiado la manera en la que la humanidad mira el mundo.
El cine es una industria muy importante, en la que se mueven grandes cantidades de dinero, se vende un prototipo que abastece productoras y da trabajo a miles de personas, pero está tan íntimamente ligado con el arte, que por esto mismo adquiere el grado del movimiento artístico por excelencia del siglo XX. Por supuesto no todo cine es arte, como todo arte no está dentro de una gran industria que domine la imaginación. No es tampoco un síntoma de buen cine el hecho de que una película rompa en taquilla sin importar su calidad, como tampoco lo es si está firmada por un autor de renombre, ya que hay innumerables fracasos cinematográficos que se realizaron por directores exitosos. Cabría la posibilidad de reflexionar acerca de si lo minoritario, alternativo o incomprendido es arte y despreciar al resto a nivel de industria, pues no es tan sencillo.
Existen casos en los que la varita mágica de la creatividad ha tocado grandes inversiones industriales del nivel de séptimo arte. Entonces, una obra no es en sí misma arte al ser vista por unos pocos, como otra no lo es solo por contar con el apoyo de la industria. No todo el cine es arte, a pesar de que siempre tiene una identidad cultural. No olvidemos que es necesaria toda una industria que ha de sobrevivir al cambio y por ello muchas veces tiene que venderse, es necesario hacer cine y que este cine llene salas para poder hacer más cine.
Lo que sí es cierto es que el cine ha cambiado la manera en la que la humanidad mira el mundo.

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