Historia de la televisión en España
La televisión comenzó como un acontecimiento de alcance exclusivamente madrileño, para expandirse poco a poco por todo el territorio, llegando primero a Zaragoza y en 1959 con las primeras emisiones desde Barcelona. Una red de siete emisoras intermedias permitió la conexión de las dos principales ciudades españolas. La conexión con Barcelona tenía especial importancia, porque significaba la posibilidad de conectarse con la red de Eurovisión, que ya existía desde 1953 y a la que TVE se sumó en 1960. «La conexión con Barcelona permitió el acceso a la red de Eurovisión».
La programación
La programación inicial no superaba las tres horas diarias, desde las 21.00 a las 00.00 horas. Un año después aumentaría a cuatro horas diarias, comenzando a las 20.15 horas y se alargaría hasta la una de la madrugada durante los fines de semana. En 1959, las emisiones se amplían a cinco horas cada día, horario que se mantendrá durante todo el franquismo. Sin embargo, hubo un intento inicial de programación matinal entre 1959 y 1962, que fue suspendido.
Cada día, una hora antes de que comenzara la programación, solo se emitía la famosa 'carta de ajuste', que servia de guía para sintonizar bien la señal y calibrar el televisor. Pese a que en los primeros meses ‘solo’ eran tres horas de emisión diaria, no era nada fácil llenarlas. Todo era en directo, desde un plató de emisiones y otro dedicado a ensayos e instalación de decorados. Dos años después, en 1959, ya se producían unas 40 horas de emisión.
De los primeros programas, destacaron la «Hora Phillips» y «Teatro en TVE», antecedente de todos los espacios dramáticos de TVE. Estas primeras grabaciones escénicas permitieron sacar las cámaras de televisión a la calle. Como nuevo medio de comunicación, la televisión seguía las modas musicales de las emisoras de radio, por ello el sonido era protagonista. Las primeras caras visibles, provenientes del primer equipo experimental, eran Laura Valenzuela, David Cubedo y Jesús Álvarez.
Las noticias
En unas horas, se creó el primer noticiario, en el que leían recortes del periódico del día bajo el rótulo últimas noticias. Comenzó sus emisiones el 15 de septiembre de 1957, dirigido por José de las Casas y Ángel Marrero y presentado por Jesús Álvarez, se estrenó, por tanto, casi un año después de la inauguración de la cadena. A lo largo de primeros años de emisión de Telediario desde los estudios del Paseo de la Habana de Madrid, y con una absoluta falta de medios y recursos técnicos, la información que se facilitaba en el programa se limitaba a la lectura por parte de los locutores de los teletipos que se trasladaban físicamente desde la cercana sede de Radio Nacional de España. Las noticias del país eran reveladas por el No-Do, ya que TVE no disponía de laboratorios propios.
En cuanto a la información internacional, curiosamente, los primeros acuerdos de intercambio de noticias no se realizaron con agencias europeas, sino con las norteamericanas CBS y United Press International.
La situación financiera
En 1957 aparecen los primeros anuncios publicitarios, orientados principalmente al patrocinio. La publicidad y una mejora de las finanzas del régimen acaban con la precariedad y facilitaron la expansión territorial de la cobertura de las emisiones desde 1959 a 1962. En los inicios, el gobierno intentó implantar, desde 1957, un «impuesto de lujo» sobre la tenencia de receptores de televisión para financiar la producción y transmisión de la programación de TVE. El hecho relevante es que la supresión del impuesto contribuyó a generar un modelo de televisión pública exclusivamente comercial, dependiente de los ingresos publicitarios, que ya será imposible de modificar durante los siguientes años.
El contexto cultural
La mediocridad cultural de la vida cotidiana española se extendió ampliamente a RTVE que, salvo casos muy excepcionales, permaneció al margen de la evidente explosión de creatividad cultural española iniciada en los años sesenta a pesar de la censura. La televisión pública ha participado, desde sus inicios, en la construcción de la geografía sentimental de varias generaciones, en la creación de la iconografía familiar de millones de hogares y en la memoria de niños, jóvenes y adultos.
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